Ser fiel a las convicciones que uno tiene en la vida nos da seguridad a pesar que esas convicciones puedan traer consecuencias que uno no desea.
Esto es lo que le ha pasado a Silvan Wallner, internacional suizo, que anunció su adiós al fútbol profesional alegando la imposibilidad de compaginarlo con su vida religiosa.
El prometedor jugador de 22 años había jugado en todas las categorías inferiores de su país y además apuntaba, después de comenzar a jugar en la primera división, concretamente en el Zúrich FC, en poder llegar a la absoluta de su país.
SU DEVOCIÓN A DIOS LO CAMBIO TODO.
De repente el jugador decidió colgar las botas dado que el fútbol no le permitía compaginar su fe con la práctica del fútbol, después de dos meses en el Blau Weiss Linz de la Bundesliga de Austria. El motivo para él es de fuerza mayor, su religión le impide jugar los sábados.
Vinculado a la iglesia adventista del Séptimo Día, Wallner no podía jugar los sábados por ser el día dedicado a la oración, lo cual complicaba su presencia en las convocatorias.
Así el jugador separó su prometedor camino como futbolista para enrolarse en otro camino más espiritual, el de la fe.