El Sevilla parecía que resurgía con la llegada de Jorge Sampaoli pero lo cierto es que se trataba de una mera ilusión. El equipo volvió a sus orígenes de este curso ante el Rayo sumando una nueva derrota en el Sánchez Pizjuán y la afición estalló contra directiva, con Pepe Castro en el blanco de las críticas, y también contra Monchi.
Ni el presidente del club de Nervión ni el secretario técnico pasan por sus mejores momentos en la entidad, incluso se habla de una posible salida del primero y el segundo ya mira a un futuro alejado de la dirección deportiva, aunque aguantaría hasta final de curso.
Se avecinan muchos cambios en el organigrama sevillista y es que la planificación deportiva está en el punto de mira. Castro no acertó dejando todo el peso a Monchi, que con muchos éxitos a sus espaldas, erró en esta ocasión al haber retenido en el puesto a Lopetegui tras finalizar el pasado curso con dudas y sabiendo que la etapa del ex seleccionador se daba por finalizada desde hace meses. Después tampoco mejoró la situación con la venta de los dos centrales titulares, Koundé y Diego Carlos, pero fue mucho peor lo que se tardó en encontrarles recambio.
La plantilla es mucho peor que la de la pasada temporada, se ha malvendido a Koundé por 50M€, por el que hace un año estaban dispuestos a pagar 75M€. A Diego Carlos se le traspaso por 30M€, cuando se exigía hace un años al menos 70 «kilos». Y como reemplazo se firmó a un Marcao lesionado y un inexperto Nianzou.
La medular se reforzó con Isco realizando un fuerte sacrificio para pagar su elevada ficha y se cerró el mercado sin firmar un delantero de garantías, pese a haber dado salida a Munir.
Con esto Lopetegui inició el curso con fecha de caducidad, y ahora recoge el testigo Sampaoli, que podría ni siquiera terminar la temporada. Entrenadores que pagan los platos rotos de una directiva y un director deportivos que ya valoran salir por la puerta de atrás, dejando paso a nuevos dirigentes para intentar devolver al Sevilla a lo más alto del fútbol español.
Ahora queda la solución tardía del mercado invernal, haciendo los deberes pendientes del pasado verano.