A lo largo del Mundial de Qatar, la selección argentina ha ido superando las distintas fases con escándalos arbitrales que han contribuido a que los de Scaloni llegaran a la final. Penaltis que no son penaltis, manos sin punir que son rojas o goles que no deberían haber subido al marcador, como el 3-2 de Messi en la final, que era ilegal por la invasión de campo de sus compañeros del banquillo antes de que el balón entrara en la portería.
Todos estos fallos no admiten discusión si se aplica el reglamento objetivamente. Y la selección argentina no tiene culpa de que no se haya interpretado bien la norma, ni de que no entrara el VAR. Tampoco de que no se repitieran los fallos arbitrales en la retransmisión televisiva. Sin embargo, sí tienen culpa de los múltiples feos gestos que han protagonizado durante el Mundial.
Uno de los primeros gestos que se le vienen a la mente a los seguidores de esta competición fue la celebración irrespetuosa de la Albiceleste tras la tanda de penaltis contra Países Bajos. Casi todos los jugadores, menos Messi, insultaron y se burlaron de los neerlandeses antes de felicitar al héroe de la tanda, el ‘Dibu’ Martínez.
Minutos más tarde Leo Messi protagonizó, en la zona mixta, la famosa escena de “qué miras, bobo”. El argentino se dirigía con este tono despectivo al delantero neerlandés, Wout Weghorst, que forzó con sus goles a que el partido se fuera a la prórroga. Weghorst, instantes antes, quiso saludar humildemente al jugador del PSG y este lo rechazó. “Yo quise darle la mano después del partido, le tengo mucho respeto como jugador de fútbol pero él tiró mi mano al costado y no quiso hablar conmigo. Mi español no es muy bueno, pero me dijo palabras irrespetuosas y eso me decepciona, es realmente decepcionante”, comentó el ariete del Besiktas. Esta actitud demuestra que la imagen de humilde y respetuoso que proyectan ciertos medios de comunicación sobre el argentino no es del todo verdadera.
Dentro del combinado argentino, el más insolente ha sido el ‘Dibu’. El portero tuvo una acción antideportiva en la tanda de penaltis de la final. Cuando al jugador francés, Aurélien Tchouaméni, le tocaba ir al punto de penalti para lanzar el suyo, el galo le pidió el balón al ‘Dibu’, que poseía el esférico, y este se lo lanzó lejos de mala manera para que el centrocampista del Madrid tuviera que ir a por él y se desconcentrara. El arquero argentino consiguió su propósito: Tchouaméni falló el penalti. También se burló del francés, Kingsley Coman, tras detener su lanzamiento.
Ya en la entrega de galardones, cuando el guardameta del Aston Villa recibió el premio de mejor portero del Mundial, el ‘Dibu’ se llevó el trofeo a sus partes genitales e hizo un gesto desafiante a la grada rival. El portero de la selección argentina argumentó que realizó ese gesto porque los franceses le estaban abucheando, tal y como hicieron durante todo el partido casi todos los asistentes al partido —los cuales apoyaban a Argentina— en los ataques de Francia y en la tanda de penaltis de los galos. “La soberbia no va conmigo”, se atrevió a añadir en su justificación del gesto el arquero.
En el vestuario, algunos de los jugadores de la Albiceleste emitieron en directo fragmentos de la celebración y pudieron escucharse algunas frases ofensivas contra los rivales franceses a los que acababan de derrotar. De nuevo, el ‘Dibu’ fue protagonista en un polémico cántico. Con todos los futbolistas haciendo una conga, el portero dedicó “un minuto de silencio, para Mbappé, que está muerto”. Messi y Paredes, compañeros de Mbappé en el PSG, no tuvieron ningún problema con esta celebración.
Pero el delantero del PSG no fue el único jugador francés objeto de las burlas. El ‘Kun’ Agüero, uno de los más activos en la fiesta del vestuario —pese a estar retirado y no formar parte tampoco del cuerpo técnico—, insultó a Camavinga en una transmisión en directo en sus redes sociales: “Para Camavinga… cara de pinga”. El ‘Kun’ tiene 34 años.
Una de las últimas polémicas de la Albiceleste es que la Asociación Internacional de la Prensa Deportiva (AIPS) ha emitido un comunicado en el que pide a los componentes de la selección argentina y a sus dirigentes que se disculpen por insultar a los periodistas cuando salieron por la zona mixta del estadio de Lusail cantando —y sin responder a ni una sola pregunta— tras proclamarse campeones del mundo. Los jugadores y algunos funcionarios de la federación argentina calificaron como “p**** periodistas” a los cerca de 400 profesionales de los medios de comunicación de todo el mundo que esperaron más de tres horas para poder hablar con los campeones del Mundial.
En los próximos días es posible que las faltas de respeto vayan a más en los actos de celebración que le quedan pendientes a la Albiceleste en su país. Pero aunque no se produjeran más, ya se puede calificar todo esto como un “ridículo mundial”.