Cuando un futbolista se retira seguramente le invade la sensación de ¿Y ahora qué? Seguro que es equiparable a aquello que se siente cuando uno deja de hacer lo que está acostumbrado.
Cuando el retiro lo eliges tú y no te viene impuesto por el paso inexorable del tiempo quizá es algo más reconfortable. Eso le pasó a André Schürrle que dejó la práctica activa del fútbol a los 29 años, después de haber sido campeón del mundo.
En su currículo Mainz, Leverkusen, Wolfsburgo, Chelsea, Dortmund, Fulham y Spartak de Moscú.
CAMBIO MÁS QUE RADICAL EN SU VIDA.
Tras el éxito llegó el «fracaso» y además de temporadas no muy brillantes y demasiadas lesiones, lo dejó. La cabeza pudo más que sus ganas de continuar.
Y después de todo esto su vida dio un cambio radical. Ahora se dedica al alpinismo extremo. Realiza lo que muchos denominan el método Wim Hof, que consiste en someter al cuerpo a niveles extremos de sufrimiento para mejorar las habilidades mentales.
Sin duda un cambio radical en la trayectoria de un campeón del mundo con Alemania ( por cierto el dio la asistencia del gol en la final) que un día gritó basta y cambio su vida por completo.