Una de las historias más rocambolescas del fútbol tiene como protagonista a un equipo de los más importantes de Italia, la Lazio y no precisamente por sus títulos.
El único título liguero del club se produjo en 1974 y lo consiguió uno de los equipos más salvajes de la historia, el conocido como ‘Lazio de las pistolas’. Su historia tiene relacionados a varios personajes entre los que destacan dos capos en el campo como eran Giorgio Chinaglia y Gigi Martini. Y el pacificador era Tommaso Maestrelli
Los dos jugadores pertenecían a ideas políticas de lo más diferentes y eso hizo que el equipo se dividiese de una forma jamás vista. Los vestuarios se convirtieron en dos lugares vetados para la otra facción y los entrenamientos eran auténticos campos de batalla, donde raro que alguien no acabara lesionado.
Lo más increíble sucedía cuando empezaban todos los partidos, el entrenador era capaz de unificar al equipo y de hacer que todos pelearan por un objetivo común y así lograron conseguir el título de liga.
La tensión iba tan en aumento que los dos equipos empezaron a llevar a las concentraciones pistolas para defenderse de posibles ataques, improvisaban campos de tiros o apagaban las luces de las habitaciones a balazos. En las concentraciones los dos equipos estaban separados constantemente y en algún partido se llegó a tener que separar a los dos clanes.
Como toda historia dramática está tenía q terminar con un final trágico de un protagonista que nunca quiso serlo, Re Cecconi, jugador que nunca entró en ninguna polémica y fue imparcial, lo más increíble es que el jugador fue el único que no había empuñado un arma.
El jugador acompañando a otro compañero quiso hacer un broma y al entrar en una joyería dijo “manos arriba esto es un atraco” ante esos gritos el dueño sacó una escopeta matando al jugador.
Días después el equipo lo despidió más unido que nunca. La muerte posterior del pacificador Maestrelli, al que mucho de ellos consideraban su segundo padre y la marcha de Chinaglia a las MLS acabó con este tremendo equipo en todos los sentidos en lo futbolístico y en lo no tan futbolístico.