El Atlético de Madrid sucumbió en Europa y es que tras la derrota ante el Oporto, firmando la última plaza del grupo, ni siquiera pudo conseguir el acceso a la Europa League.
Más allá del desastre deportivo está el económico. Solo caer en la fase de grupos de Champions ya era un duro golpe a la economía del club, pero quedarse fuera de Europa a estas alturas de curso es sin duda algo que la directiva ni se imagina.
Tanto es así, que parte del presupuesto destinado para fichajes y pagos atrasados por diferentes operaciones, como la de Griezmann, estaba ajustado con los ingresos recibidos por estar mínimo en octavos de Champions League. Esto solo ha supuesto cerca de 10M€, más otros 3 “kilos” más por no ganar en Portugal.
Quedar fuera de cualquier competición es una hecatombe de proporciones indescriptibles y supondrá modificar la hoja de ruta para las dos próximas ventanas de transferencias.
Para empezar, habrá que vender sí o sí, y no hay opción de hacer caso a Simeone. Toca vender con valor y ahí aparecen en la pole, tanto Oblak, como Carrasco e incluso Giménez. Además, toca ajustar salarios nuevamente y es que queda mucha deuda pendiente de pago. Perder millones de euros no entraba en los planes y ahora la situación es crítica. Lo que está claro es que el adiós de Simeone es imposible, ya que no hay dinero en caja para ningún tipo de finiquito, salvo que el argentino decida salir por voluntad propia.