El portero es un jugador diferente. No solo porque vista diferente en el campo al resto de sus compañeros si no porque pasa más tiempo que nadie solo. Esa soledad quizá marque la personalidad de estos jugadores marcados en muchas ocasiones por su carácter excéntrico y una personalidad muy distinta.
La historia de hoy es una historia de un portero desconocido para muchos llamado Sam Bartram portero del Charlton Athletic. En uno de sus partidos el Charlton visitaba al Chelsea. El tiempo comenzó a empeorar y la niebla comenzó a hacer estragos en el partido.
El partido empezaba a ser muy complicado de jugar dada la escasa visibilidad del mismo. El público a penas distinguía a los jugadores y el árbitro tuvo que parar el partido varias veces. El Charlton de esa época era un equipo que estaba en lo más alto de la clasificación y peleaba el título a los grandes equipos de la Premier. El dominio en el partido era total y Sam tenía poco trabajo.
Y DE REPENTE TODO EL MUNDO SE FUE
El portero en su soledad no dejaba de hacer ejercicio para no enfriarse. Nadie se acercaba a su portería desde hacía algunos minutos. En medio de la incertidumbre un hombre apareció en la niebla. El policía se dirigió a Bartram para comunicarle que el partido había acabado hacia ya 15 minutos.
Con la grada vacía y sus compañeros en el vestuario, Sam se fue del campo, seguramente pensando que alguien le podría haber esperado. Pero así es la soledad de un jugador que no mete goles, pero con sus intervenciones gana campeonatos.