En ocasiones en la vida es necesario ser pragmático. Ofuscarse en una discusión o en planteamiento suele traer consecuencias muchas veces negativas. Porque no está mal ser cabezón o tener una idea sobre algo e intentarla desarrollar, pero cuando ves que hay algo que no funciona y el error se repite una y otra vez también es bueno cambiar. Hablamos de Míchel y el Girona.
En el fútbol algo tan sencillo como eso no debe ser tan fácil y hay entrenadores a los que por más que se les tuerza algo son incapaces de modificar nada y llevan su idea al extremo. Defender algo no está mal pero cuando ves te afecta, ser moldeable puede ser una solución.
Esto le está pasando al Girona de Michel, que poco a poco se está acercando a una zona en la que hace tiempo no se encontraba y de la que creía no volvería con la buena campaña de los últimos años.
DEMASIADAS BAJAS QUE REDUJERON LA CALIDAD DE LA PLANTILLA
Varios son los puntos que debe modificar: no tiene los mismos jugadores que el año pasado que daban un nivel brutal al equipo, Yan Couto, Dovbyk, Savio, Aleix García son demasiado buenos para los recambios que han traído este año, jugar dos competiciones de máxima exigencia suele acarrear para algunos equipos demasiado que abarcar, jugar a lo mismo sin cambiar el guión te hace muy predecible.
Esta es la tesitura que se le planta al Girona y ahora es una labor de entrenador, por lo menos hasta mejorar la plantilla, que esto cambie. Ahora es cuando Michel puede morir con sus ideas y estar muy cerca del precipicio o buscar soluciones de gran entrenador para lo que su equipo necesita. Él decide.